Alberto Maiztegui

Doctor en Cs. Físico Matemáticas

Alberto Maiztegui además de ser Doctor en Ciencias Físico Matemáticas también fue investigador y educador con una gran trayectoria.

Ocupó y se desempeño en muchos cargos de los más altos rangos como lo fue la presidencia de la Academia Nacional de Ciencias, entre otros.

Su objetivo principal fue promocionar las ciencias en los primeros niveles educativos, de hecho impulsó ,a través del Instituto de Matemática, Física y Astronomía, la realización de las “Ferias de Ciencias”. La primera se concretó en 1967, en el Pabellón Argentina de Ciudad Universitaria en Córdoba, a la que concurrieron escolares de todo el país. Se trató de una propuesta con gran repercusión y que perdura hasta hoy.

Ha recibido un sin fin de reconocimientos pero, sin dudas, el mayor reconocimiento fue las numerosas demostraciones de afecto que recibió de colegas, maestros y profesores. Disfrutaba cuando alguien en la calle, al percatarse de quién se trataba, le comentaba al paso: “profesor, yo estudié de su libro.”

Nacido en Gualeguay en abril de 1920, Alberto Maiztegui se trasladó con su familia a Buenos Aires antes de que cumpliera los 7 años. Inició su trayectoria como profesor de Física en 1943, luego de egresar del Instituto Nacional del Profesorado Secundario. Su interés por la física es creciente por lo que se muda a Córdoba para trabajar en el Observatorio Nacional Argentino con los destacados científicos Enrique Gaviola y Guido Beck. Maiztegui se licenció en 1956 y logró su doctorado en 1960 en Ciencias Físico-Matemáticas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, su camino continuaría vinculado a la educación.

Escribió junto a Jorge Sábato el muy recordado libro Introducción a la Física, que fue utilizado por varias generaciones de estudiantes de la educación secundaria.

En enero, febrero y marzo de 1955, Maiztegui participó del curso de verano en la ciudad de Bariloche, que se constituyó en el inicio del reconocido Instituto de Física (hoy Instituto Balseiro) fundado en esa ciudad. Por varios años realizó docencia en el Instituto y en ese período elaboró su tesis doctoral, dedicada a la propagación de ondas y guías cilíndricas.

Maiztegui encuentra su lugar en la ciudad de Córdoba, cuando en 1961 es invitado a dirigir el Instituto de Matemática, Astronomía y Física, puesto en el que se desempeña hasta 1973. Enseña en el mismo instituto como Profesor Titular hasta su jubilación en 1986, año en que es designado Profesor Emérito de la Universidad.

Por el hecho relatado, Maiztegui se planteó un objetivo que no dejó a lo largo de toda su carrera. Con el objetivo de promocionar las ciencias en los primeros niveles educativos, impulsó a través del Instituto de Matemática, Física y Astronomía la realización de las “Ferias de Ciencias”. La primera se concretó en 1967, en el Pabellón Argentina de Ciudad Universitaria en Córdoba, a la que concurrieron escolares de todo el país. Se trató de una propuesta con gran repercusión y que perdura hasta hoy.
En 1980 es designado Director Secretario Fundador del Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Provincia de Córdoba (CONICOR).
En 1992 fue designado presidente de la Academia Nacional de Ciencias. A lo largo de su gestión propició la apertura de la institución y en particular, promovió la creación de un convenio entre la Academia, la Universidad Nacional de Córdoba, la Agencia Córdoba Ciencia y el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, con el objeto de promover diversas  actividades  a  nivel  educativo  para  favorecer  la  enseñanza  de  las  ciencias. 

Alberto Pacual Maiztegui recibió en vida numerosos reconocimientos, por ejemplo, en 1989 fue nombrado Presidente Honorario de la Sociedad Ecuatoriana de Física, en 1998 fue designado Miembro de  la Academia Nacional de Educación y en 2000 recibió el premio de Sociedad Científica Argentina a Educadores de la Física.

Pero sin dudas, el mayor reconocimiento fueron las numerosas demostraciones de afecto que recibió de colegas, maestros y profesores, y en especial, disfrutaba cuando alguien en la calle, al percatarse de quien se trataba, le comentaba al paso: “profesor, yo estudié de su libro”